miércoles, 24 de marzo de 2021

EL DILUVIO. El mundo después del diluvio (IV) Hiatos

 

EL DILUVIO

El mundo después del diluvio (IV)

Hiatos


Puede ser que en un área determinada falten secuencias enteras de capas. Cuando las capas están ausentes el hiato de tiempo que queda en la columna geológica se denomina discontinuidad.

En el Gran Cañón, se han identificado varias discontinuidades con contactos inferiores y superiores muy planos y sin evidencia de erosión. De acuerdo con la interpretación más común de la columna geológica, estos hitaos representan millones de años. Sin embargo, otros no encuentran esta interpretación convincente porque parece poco razonable suponer que una superficie pueda permanecer sin ser erosionada durante millones de años.

En esas condiciones, los fósiles que se encuentran ahora de abajo arriba en las capas, están ese orden por dos razones. Por una parte, a causa del orden cronológico de sus depósitos; por otra, a causa del origen geográfico de los sedimentos o del origen ecológico de las especies que representan. Este principio, mucho más acorde con la lógica, conduce a suprimir toda significación evolutiva de las series artificialmente reunidas como si sólo hubiera variado el elemento tiempo.

Puede intentarse entonces ofrecer un esquema de las zonas ecológicas que pudieron existir antes del diluvio. La erosión causada por éste habría depositado y sedimentado sucesivamente a los animales de los grandes fondos marino, después a los de las aguas medias y de superficie. Finalmente, unas tras otras, fueron arrastradas las diferentes formas de vida: primero de las de las zonas bajas y pantanosas, y después las de las llanuras, luego las de las altitudes medias y las mesetas, etc. Sus fósiles se encuentran por este orden, de abajo arriba, en las capas geológica actuales. El factor principal de su disposición en las capas, como se ve, no fue pues el tiempo, sino su origen ecológico o geográfico. Es posible que intervinieran también otros factores. Por ejemplo, es probable que hubiera durante el diluvio orogenias locales que bien podrían explicar la presencia de fósiles marinos en algunas capas secundarias o terciarias. Está claro, sea como fuere, que el número de fósiles marinos disminuye muy notablemente a medida que se llega a la cima de la columna geológica. Son casi únicos en las capas del fondo, muy abundantes en las demás capas primarias, frecuentes en las capas secundarias y, proporcionalmente, cada vez más raros en las capas terciarias. Este número decreciente de fósiles marinos concuerda mejor con la noción de origen ecológico de los fósiles que con ningún otro concepto actualista.

Los archivos fósiles revelan un orden, pero no es el de la sucesión cronológica de las formas de vida, como piensa la teoría evolucionista, es el de los medios ecológicos anteriores al diluvio, todo, por otra parte, como en la naturaleza actual, donde se observa este mismo reparto: en los países montañosos, por ejemplo, según la altitud, o según la altitud de los demás casos. Así pues, las especies se suceden unas a otras, sin filiación.

Árboles, edificios, rocas y tierra salían disparados en todas direcciones. El terror de hombres y animales era indescriptible. El mismo Satanás, obligado a permanecer en medio de la furia de los elementos, temió por su vida.

Los animales amenazados por la tempestad acudieron a los hombres, pues preferían estar cerca de los seres humanos, como si esperaran que ellos los auxiliaran. Algunos ataron a sus hijos a fuertes animales, e hicieron otro tanto consigo mismos, pues sabían que estos lucharían por su vida, y treparían a las cumbres más altas para huir de las aguas que subían. La tempestad no moderó su furia; sin embargo, las aguas, en cambio, aumentaron de nivel más rápidamente que al principio. Algunos se ataron a altos árboles ubicados en las cumbres más elevadas de la tierra, pero éstos fueron desarraigados y lanzados con violencia por el aire como si alguien los hubiera arrojado con furia, junto con piedras y lodo, sobre las olas que avanzaban y bullían. Sobre esas cumbres seres humanos y bestias luchaba por conservar su posición, hasta que todos fueron arrojados a las espumosas aguas que casi llegaban a esos lugares. Por fin esas cimas fueron alcanzadas también, y los hombres y los animales que se hallaban allí perecieron por igual arrastrados por las aguas del diluvio. 

(Spiritual Gifts, vol.3 69-72)

 

Fuente: Jean Flori y Henri Rasolofomosoandro, ¿Creación o Evolución?