domingo, 10 de febrero de 2019

SECCION 99. ODISEA INTERESTELAR XXXI. El misterio de la vida

SECCIÓN XCIX (99) ODISEA INTERESTELAR XXXI

El misterio de la vida 



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Este es el más grande misterio, que tanto creacionistas como evolucionistas intentan comprender; si bien los creacionistas tenemos idea de cómo surgió la vida, los evolucionistas siguen preguntándose y siguen teorizando acerca de ello.


Para el filósofo griego TALES (624-547 a.C.) la vida nace a partir de la materia eternamente viva y eternamente cambiante. La vida es inherente a la materia.

Podríamos decir que tiene algunos rasgos que son verdaderos; la vida proviene de Dios, un Dios eterno.


Para Demócrito (460-370 a.C.) ésta se compone de una multitud de pequeñísimas partículas dotadas de movimiento constante y separadas unas de otras por espacios vacío. En este movimiento permanente estaría el origen de todas las cosas e incluso de la vida.


No iba mal encaminado Demócrito, nosotros estamos hechos de pequeñas partículas, dotadas de movimiento constante y separadas unas de otras por espacios vacíos, es decir, átomos; estamos formados por átomos, por átomos que tienen una estructura con un gran vacío, los átomos son 99.99% vacío, pero, a su vez, están hechos de otras partículas más pequeñas; estos átomos vibran, se mueven, están hechos, en definitiva, de energía; y si la teoría de cuerdas tan famosa fuera, en realidad, correcta, esas partículas más pequeñas que los átomos estarían formados por hilos de energía; estamos hechos en realidad de energía; de la energía creadora de la palabra de Dios.


Fue Aristóteles (384-322 a.C.) quien incorporó en su sistema la noción de generación espontánea, como origen de la vida; hizo un análisis teórico bastante profundo y logró influir en varias generaciones de pensadores que le siguieron; tuvo tanto impacto que ha sido base para los evolucionistas y para creación de teorías científicas con base en esta idea, sin embargo, su origen era meramente filosófico. 




Hoy día esta idea está desechada por científicos incluso evolucionistas debido a que Pasteur demostró definitivamente que una vida proviene de otra. Y es curioso, podríamos decir que estamos de acuerdo; nuestra vida proviene de Dios, de otra vida.


Los evolucionistas defienden la biogénesis, la vida proviene de otra vida; todos los organismos proceden de organismos del mismo tipo y nunca de materia inorgánica. Y aquí entra Darwin.


En 1859 Charles Darwin defendía que los organismos avanzados habían evolucionado gradualmente a partir de otros más simples mediante un proceso de selección natural. Si los organismos avanzados podían desarrollarse por sí mismos a partir de los simples, ¿por qué no podría la vida originarse sola? Lo cierto es que ningún científico tenía ni idea en aquella época de lo complejos que eran los organismos de menor tamaño.

En la actualidad es admitida el neodarwinismo, teoría que postula las mutaciones y la selección natural. Pero lo cierto es que las mutaciones plantean problemas; las modificaciones que provoca nunca hace aparecer nuevas especies, y generalmente es un foco de problemas como cánceres y diversas enfermedades.


Además, supongamos por un momento que fuera cierta la evolución, ¿por qué no se producen transiciones de una especie a otra actualmente? Muchos afirmaron que las condiciones de hoy y del pasado son distintas, o que la evolución disminuye a medida que las especies envejece,  incluso que estamos en un punto muerto.


Cinetíficos como Lwoff ( A. Lwoff, Evolution physiologique, Hermann, Paris, pag. 205) afirma este dato interesante:


"Como todas las demás especies animales, la especie humana camina hacia su extinción, a menos que el desarrollo de las ciencias físicas permita introducir en el patrimonio hereditario un material que contrapese la tendencia natural a la degradación. Esta es la esperanza que pueden albergar quienes desean la persistencia de la especie humana."

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Podemos darle la razón a este científico, en el sentido de estar de acuerdo en que la especie humana camina hacia su extinción y que existe una tendencia a la degradación.


Desde la caída en pecado de Adán y Eva, el ser humano ha experimentado una degradación de sus facultades físicas y morales, una degradación que especialmente se ha ido acentuado más en el último siglo y en el presente; Elena Gould White lo afirmó en varios escritos suyos acerca de los últimos tiempos.



Satanás ha conseguido engañar al mundo y malinterpretar tanto el origen de la vida como la decadencia de nuestra especie. 


Con respecto al verdadero origen de la vida, y al sentido de la vida, decimos lo siguiente:


"Pero apartándonos de todas las representaciones menores, contemplamos a Dios en Jesús. Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. "Nada hago por mí mismo," dijo Cristo; "me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre." "No busco mi gloria," sino la gloria del que me envió. En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio a favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea d amor, a la gran Fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida." El Deseado de Todas las Gentes, p. 12. 

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 Bibliografía:

Ariel A. Roth, La Ciencia descubre a Dios

Jean Flori, Henri Rasolofomasoandro, ¿Creación o Evolución?

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