SECCIÓN CI (101) ODISEA INTERESTELAR XXXII
La naturaleza de Dios revelada en la creación
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ESO OBSERVATORY |
Comparto un interesante artículo publicado por el
Instituto de Investigación Geocientífica (GRISDA), cuyo autor es Alfredo
Suzuki, profesor de física, de la Universidad de La Sierra.
Dios es trascendente, por lo tanto Él no puede ser adecuadamente
ilustrado a través de nada que pertenezca a la creación. Dado que Dios está
caracterizado por ser eterno y no creado, no hay nada en Su universo creado que
sea cualificado para ilustrar ambas características.
Pero, dado que la creación de Dios lleva la innegable evidencia de su
Autor, hay cosas en la naturaleza que pueden reflejar algunas de las
características de la naturaleza de Dios.
Alfredo Suzuki menciona dos analogías de la física que pueden
ilustrar ciertos aspectos de la Divinidad, comenzando con la premisa de que lo
que sabemos de Dios está basado en lo que Él mismo nos ha reveado a través de
las Santas Escrituras.
PRIMERA ANALOGÍA:
EL AMOR, LA TRINIDAD Y LOS PROTONES
La mayor característica de Dios revelada en la Biblia es que Dios es
amor ( 1 San Juan 4. 8-16). El amor es la esencia de la naturaleza de nuestro
Creador. En el momento en que mencionamos amor, inmediatamente lo asociamos con
intimidad y relaciones cercanas. Estas, por su naturaleza, presuponen la
existencia de al menos dos personas, porque amor no se puede manifestar hacia
sí mismo si hay una unica persona; adquiere significado cuando es expresado el
amor hacia otro. Por lo tanto, si Dios es amor, el único Dios y Señor tiene que
ser constituido, a la vez, de distintas personas, el Padre, el Hijo, y el
Espíritu Santo, tal y como las Escrituras nos lo revelan.
La unidad de la Trinidad, es decir, uno, pero a la vez tres, es muy
dificil de comprender en nuestras mentes divinas. La naturaleza trinitaria de
Dios no debe ser entendida como una suma de tres personas "1+1+1=3",
sino como una multiplicación de los mismos "1x1x1=1".
Podemos encontrar una ilustración de esto en el núcleo del átomo que está
formado por neutrones y protones, éstos a su vez, están formados por partículas
elementales llamadas quarks. Los quarks son partículas elementales que están
perpetuamente confinadas en bariones. Hay tres únicos quarks constituidos en
los bariones; estos tres quarks están entrelazados entre sí por gluones de tal
manera que cuanta más energía se utiliza para separarlos, más fuertemente se
unen.
Por supuesto, podemos hacer chocar un protón con otro proton teniendo
tan gran cantidad de energía que ambos protones desaparecen, pero
sorprendentemente, los seis quarks, tres de cada protón, no se pueden ver, eso
es, no se pueden detectar como tales, como quarks; ellos se vuelven a reunir
fuertemente para ser los quarks de otras partículas que son producidas mediante
este choque. Y lo que es más, los protones son partículas estables, ellos
pueden permanecer para siempre por sí solos.
En su modesto intento de ilustrar la naturaleza trinitaria de Dios,
utiliza esa analogía del núcleo subatómico, el núcleo de un protón, el cual es
parte del núcleo de la materia visible del universo: uno, pero compuesto de
tres inseparables quarks.
SEGUNDA ANALOGÍA
JESÚS LA LUZ DEL MUNDO
La naturaleza de Jesús, es motivo de debates y discusiones, precisamente
por que no entendemos cómo Dios pudo hacerse hombre y venir a ser uno con
nosotros. Pero veamos cómo lo podemos entender en la naturaleza.
La Biblia nos menciona que Jesús se hizo carne. Igualmente afirma Juan
que Jesús es Dios. Por otro lado, Pablo dice que el Mediador entre Dios y los
hombres, es Jesucristo hombre (1 Timoteo 2.5). ¿Era Jesús Dios? ¿O era hombre? ¿O era
ambos Dios y Hombre? Y si fuera así, ¿en qué sentido era Jesús Dios y Hombre?
En el intento de entender la naturaleza de Jesus, es importante
enfocarse en lo que Jesús dijo de sí mismo. De esta manera estaremos seguros en
lo que se nos ha sido revelado. En Juan 8.12 Jesús dijo: "Yo soy la luz
del mundo". Podemos profundizar en esta revelación tanto espiritualmente
como en la práctica para extraer algunas lecciones maravillosas.
Primero de todo, consideremos que sin luz no puede haber vida. En el
planeta Tierra, todos dependemos de la luz que nos llega del Sol, el cual es la
fuuete de energía que es transferida, a través de otras cosas, y se transforma
en la comida que comemos o los combustibles que utilizamos. La vida no es únicamente un regaldo de Dios, es nuestra garantía de que Dios nos sostiente
constantemente por su poder y su voluntad. Él no solamente es la luz del mundo,
sino que es la Fuente de luz (de ahí que el nombre de Sol de Justicia se le
atribuya a Jesús, tal como se recoge en Malaquías 4.2: Mas a vosotros los que
teméis mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salvación, y
saldréis, y saltaréis como becerros de la manada).
Los físicos modernos tienen que enfrentarse con dos conceptos
aparentemente incompatibles de la física clásica: la luz caracterizada tanto
como partícula como onda. Se llama dualidad onda-partícula cuando nos referimos
a la naturaleza de la luz. Qué significa que la luz tiene una naturaleza dual?
Pues, la luz se comporta como una onda (una onda electromagnética) en ciertos
fenómenos, mientras que en otros fenómenos se comporta como partícula (un
fotón, la partícula de la luz). Un fenómeno como la interferencia de la luz
puede ser explicado como la luz siendo una onda. Por otro lado, el fenómeno fotoeléctrico
puede ser explicado solamente cuando consideramos a la luz como partícula,
fotón, la cual no solamente lleva energía sino momento. Lo cierto es que la
partícula de luz no lleva masa, y eso es algo aun poco comprendido. Se puede
descibir vagamente a un fotón como una clase de partícula sin masa, pero con
momento. Lo que sí es claro es la naturaleza dual de la luz, onda y partícula.
Ahora, consideremos cómo encajar esto cuando Jesús se describe a sí
mismo como la Luz del mundo Él es el único en el Universo entero que lleva en
su persona la naturaleza dual: la naturaleza divina ( El fue, es y siempe será
Dios) y la naturaleza humana (Él se hizo carne, llevando sobre sí la
humanidad). Jesús murió en una cruz siendo completamente humano como tu y como
yo; Jesús en el Monte de la Transfiguración era completamente divino.
Teológicamente comprendemos la naturaleza humana de Jesús como una condición
necesaria para el plan de salvación: porque "la paga del pecado es
muerte" (Romanos 6.23); Jesús tuvo que ser completamente divino para ser
nuestro Salvador (para poder darnos la vida de nuevo) y a la vez Él tuvo que
ser completamente humano (para poder ser nuestro Sustituto, para morir por
nosotros, como rescate por nuestra vida).
En la naturaleza hay varios tipos de ondas, algunas visibles, como las
ondas del agua, que pueden ser visibles en el mar; y algunas invisibles, como el sonido de las ondas de radio, las que escuchamos a través de la radio, de la
televisión. Técnicamente, una onda puede definirse como una oscilación, o una
perturbación, que viaja a través del espacio, transfiriendo energía de un lugar
a otro. Por otro lado, las partículas, se entienden como cuerpos localizados u
objetos a los cuales se les atribuye una clase de atributos: masa, spin, carga,
etcétera. La luz tiene estas dos características intrínsecamente: es una onda
electromagnética y una partícula al mismo tiempo. La naturaleza divina de Jesús
Cristo puede ser comparada como una onda de luz porque Él dejó las gloriosas
cortes del Cielo, y vino a la Tierra llevando consigo la vida para
concedérnosla. Por el otro lado, su naturaleza humana puede ser comparada con
la otra naturaleza de la luz, la partícula, porque Él tomo sobre sí nuestra
humanidad, Él fue localizado en el espacio y teniendo un cuerpo físico.
La luz es la únca onda (onda electromagnética) que puede viajar a través
del espacio vacio (sin materia de por medio). En otras palabras, la luz de
lejanos lugares del universo puede llegar a nosotros porque penetra a través
del más perfecto vacío y oscuridad que existe entre las galaxias. De la misma
manera, la luz de Jesús puede penetrar incluso en la más vacía y oscura muerte
trayéndonos a la vida. No importa lo lejos que hayamos estado de la Fuente de
Luz, sus rayos de luz aun pueden llegar, sanarnos y salvarnos.
Cuán maravilloso, lleno de gracia y misericordia es nuestro Dios y
Señor, La Luz del Mundo.
Sólo así podemos comprender como en la base misma de la creación la luz
fue creada al primer día.
De esta manera, y habiendo comprendido más la naturaleza de Dios, hemos
finalizado esta "Odisea Interestelar" recordando que nuestro comienzo fue la luz, creada en el primer día
por Dios, y que esa luz simbolizó desde un primer momento a Jesús, a su
sacrificio, y a todo el Plan de Redención.