lunes, 4 de marzo de 2019

SECCIÓN 101. Odisea Interestelar XXXII. La naturaleza de Dios revelada en la creación.

SECCIÓN CI (101) ODISEA INTERESTELAR XXXII

La naturaleza de Dios revelada en la creación



 
ESO OBSERVATORY

Comparto un interesante artículo publicado por el Instituto de Investigación Geocientífica (GRISDA), cuyo autor es Alfredo Suzuki, profesor de física, de la Universidad de La Sierra. 

Dios es trascendente, por lo tanto Él no puede ser adecuadamente ilustrado a través de nada que pertenezca a la creación. Dado que Dios está caracterizado por ser eterno y no creado, no hay nada en Su universo creado que sea cualificado para ilustrar ambas características.

Pero, dado que la creación de Dios lleva la innegable evidencia de su Autor, hay cosas en la naturaleza que pueden reflejar algunas de las características de la naturaleza de Dios.

Alfredo Suzuki menciona dos analogías de la física que pueden ilustrar ciertos aspectos de la Divinidad, comenzando con la premisa de que lo que sabemos de Dios está basado en lo que Él mismo nos ha reveado a través de las Santas Escrituras.

PRIMERA ANALOGÍA:

EL AMOR, LA TRINIDAD Y LOS PROTONES

La mayor característica de Dios revelada en la Biblia es que Dios es amor ( 1 San Juan 4. 8-16). El amor es la esencia de la naturaleza de nuestro Creador. En el momento en que mencionamos amor, inmediatamente lo asociamos con intimidad y relaciones cercanas. Estas, por su naturaleza, presuponen la existencia de al menos dos personas, porque amor no se puede manifestar hacia sí mismo si hay una unica persona; adquiere significado cuando es expresado el amor hacia otro. Por lo tanto, si Dios es amor, el único Dios y Señor tiene que ser constituido, a la vez, de distintas personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, tal y como las Escrituras nos lo revelan.

La unidad de la Trinidad, es decir, uno, pero a la vez tres, es muy dificil de comprender en nuestras mentes divinas. La naturaleza trinitaria de Dios no debe ser entendida como una suma de tres personas "1+1+1=3", sino como una multiplicación de los mismos "1x1x1=1".

Podemos encontrar una ilustración de esto en el núcleo del átomo que está formado por neutrones y protones, éstos a su vez, están formados por partículas elementales llamadas quarks. Los quarks son partículas elementales que están perpetuamente confinadas en bariones. Hay tres únicos quarks constituidos en los bariones; estos tres quarks están entrelazados entre sí por gluones de tal manera que cuanta más energía se utiliza para separarlos, más fuertemente se unen.

Por supuesto, podemos hacer chocar un protón con otro proton teniendo tan gran cantidad de energía que ambos protones desaparecen, pero sorprendentemente, los seis quarks, tres de cada protón, no se pueden ver, eso es, no se pueden detectar como tales, como quarks; ellos se vuelven a reunir fuertemente para ser los quarks de otras partículas que son producidas mediante este choque. Y lo que es más, los protones son partículas estables, ellos pueden permanecer para siempre por sí solos.

En su modesto intento de ilustrar la naturaleza trinitaria de Dios, utiliza esa analogía del núcleo subatómico, el núcleo de un protón, el cual es parte del núcleo de la materia visible del universo: uno, pero compuesto de tres inseparables quarks.

SEGUNDA ANALOGÍA

JESÚS LA LUZ DEL MUNDO

La naturaleza de Jesús, es motivo de debates y discusiones, precisamente por que no entendemos cómo Dios pudo hacerse hombre y venir a ser uno con nosotros. Pero veamos cómo lo podemos entender en la naturaleza.

La Biblia nos menciona que Jesús se hizo carne. Igualmente afirma Juan que Jesús es Dios. Por otro lado, Pablo dice que el Mediador entre Dios y los hombres,  es Jesucristo hombre (1 Timoteo 2.5). ¿Era Jesús Dios? ¿O era hombre? ¿O era ambos Dios y Hombre? Y si fuera así, ¿en qué sentido era Jesús Dios y Hombre?

En el intento de entender la naturaleza de Jesus, es importante enfocarse en lo que Jesús dijo de sí mismo. De esta manera estaremos seguros en lo que se nos ha sido revelado. En Juan 8.12 Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo". Podemos profundizar en esta revelación tanto espiritualmente como en la práctica para extraer algunas lecciones maravillosas.

Primero de todo, consideremos que sin luz no puede haber vida. En el planeta Tierra, todos dependemos de la luz que nos llega del Sol, el cual es la fuuete de energía que es transferida, a través de otras cosas, y se transforma en la comida que comemos o los combustibles que utilizamos. La vida no es únicamente un regaldo de Dios, es nuestra garantía de que Dios nos sostiente constantemente por su poder y su voluntad. Él no solamente es la luz del mundo, sino que es la Fuente de luz (de ahí que el nombre de Sol de Justicia se le atribuya a Jesús, tal como se recoge en Malaquías 4.2: Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salvación, y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada).

Los físicos modernos tienen que enfrentarse con dos conceptos aparentemente incompatibles de la física clásica: la luz caracterizada tanto como partícula como onda. Se llama dualidad onda-partícula cuando nos referimos a la naturaleza de la luz. Qué significa que la luz tiene una naturaleza dual? Pues, la luz se comporta como una onda  (una onda electromagnética) en ciertos fenómenos, mientras que en otros fenómenos se comporta como partícula (un fotón, la partícula de la luz). Un fenómeno como la interferencia de la luz puede ser explicado como la luz siendo una onda. Por otro lado, el fenómeno fotoeléctrico puede ser explicado solamente cuando consideramos a la luz como partícula, fotón, la cual no solamente lleva energía sino momento. Lo cierto es que la partícula de luz no lleva masa, y eso es algo aun poco comprendido. Se puede descibir vagamente a un fotón como una clase de partícula sin masa, pero con momento. Lo que sí es claro es la naturaleza dual de la luz, onda y partícula.

Ahora, consideremos cómo encajar esto cuando Jesús se describe a sí mismo como la Luz del mundo Él es el único en el Universo entero que lleva en su persona la naturaleza dual: la naturaleza divina ( El fue, es y siempe será Dios) y la naturaleza humana (Él se hizo carne, llevando sobre sí la humanidad). Jesús murió en una cruz siendo completamente humano como tu y como yo; Jesús en el Monte de la Transfiguración era completamente divino. Teológicamente comprendemos la naturaleza humana de Jesús como una condición necesaria para el plan de salvación: porque "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6.23); Jesús tuvo que ser completamente divino para ser nuestro Salvador (para poder darnos la vida de nuevo) y a la vez Él tuvo que ser completamente humano (para poder ser nuestro Sustituto, para morir por nosotros, como rescate por nuestra vida).

En la naturaleza hay varios tipos de ondas, algunas visibles, como las ondas del agua, que pueden ser visibles en el mar; y algunas invisibles, como el sonido de las ondas de radio, las que escuchamos a través de la radio, de la televisión. Técnicamente, una onda puede definirse como una oscilación, o una perturbación, que viaja a través del espacio, transfiriendo energía de un lugar a otro. Por otro lado, las partículas, se entienden como cuerpos localizados u objetos a los cuales se les atribuye una clase de atributos: masa, spin, carga, etcétera. La luz tiene estas dos características intrínsecamente: es una onda electromagnética y una partícula al mismo tiempo. La naturaleza divina de Jesús Cristo puede ser comparada como una onda de luz porque Él dejó las gloriosas cortes del Cielo, y vino a la Tierra llevando consigo la vida para concedérnosla. Por el otro lado, su naturaleza humana puede ser comparada con la otra naturaleza de la luz, la partícula, porque Él tomo sobre sí nuestra humanidad, Él fue localizado en el espacio y teniendo un cuerpo físico.

La luz es la únca onda (onda electromagnética) que puede viajar a través del espacio vacio (sin materia de por medio). En otras palabras, la luz de lejanos lugares del universo puede llegar a nosotros porque penetra a través del más perfecto vacío y oscuridad que existe entre las galaxias. De la misma manera, la luz de Jesús puede penetrar incluso en la más vacía y oscura muerte trayéndonos a la vida. No importa lo lejos que hayamos estado de la Fuente de Luz, sus rayos de luz aun pueden llegar, sanarnos y salvarnos.

Cuán maravilloso, lleno de gracia y misericordia es nuestro Dios y Señor, La Luz del Mundo.

Sólo así podemos comprender como en la base misma de la creación la luz fue creada al primer día.

De esta manera, y habiendo comprendido más la naturaleza de Dios, hemos finalizado esta "Odisea Interestelar" recordando que nuestro comienzo fue la luz, creada en el primer día por Dios, y que esa luz simbolizó desde un primer momento a Jesús, a su sacrificio, y a todo el Plan de Redención.

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