miércoles, 24 de abril de 2019

SECCIÓN 108. La Tierra (2). El Diluvio

SECCIÓN 108

La Tierra (2)

El Diluvio



"En el año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches."

Génesis 7.11



El diluvio está causado por dos fenómenos que la Biblia describe como la rotura de las fuentes del grande abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertos. 
 
La rotura de las fuentes del grande abismo se refiere a la rotura de la corteza terrestre, y además indicaría que el origen de esa rotura se encontraría en los océanos; el abismo en la Biblia se refiere a las profundidades del mar y de los océanos. Vemos un ejemplo de ello en Éxodo 15, el Cántico de Moisés y de María relata la experiencia que tuvieron al cruzar el Mar Rojo, y en los versículos 4 y 5 menciona que Jehová "Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra."

Esta rotura de las fuentes del grande abismo nos indica una gran actividad volcánica, y me centraré más en esta causa del diluvio puesto que tuvo un mayor impacto. 

En palabras de Jean Flori y Henri Rasolofomosoandro, en un libro publicado hace varios años y llamado ¿Creación o Evolución?  mencionan que "Esa misma actividad volcánica, que, por otra parte, bien pudo tener otras causas, reforzaba la acción del diluvio de dos formas:

1: aumentando la fragilidad de la corteza terrestre y transformando el equilibrio isostático por vómito de lavas.

La isostasia es la condición de equilibrio ideal que presenta la superficie terrestre debido a la fuerza de la gravedad y a la diferencia de densidad de sus partes. Como el manto y la corteza oceánica son más densos que la corteza continental (la corteza flota como un iceberg), cuando ésta última se pliega se produce acumulación de materiales en una región concreta. Por ejemplo, al plegarse se forma una cordillera y se forma un equilibrio. Posteriormente, esta cordillera se erosiona, como en el diluvio, y los materiales se depositan en otro lugar, rompiendo el equilibrio. Para restablecer el mismo, las raíces ascienden. Esta condición de equilibrio puede llegar a romperse por distintos factores: movimiento tectónico, deshielo, al producirse erosión que traslade materiales de un bloque a otro, etcétera.

2: Haciendo brotar aguas juveniles, que la Biblia denomina las fuentes del grande abismo.

Se sabe, efectivamente, que los gases emitidos por los volcanes se componen aproximadamente de un 15 % de gas carbónico (CO2)  y casi un 75% por vapor de agua. Esta agua, evidentemente, se condensa al llegar a la atmósfera o al agua. No debe olvidarse esto; algunos geólogos piensan incluso que toda el agua que actualmente hay en la superficie de la tierra procede de los volcanes.


La duración del Diluvio se situa en algo más de un año. Un año de alteraciones intensas sobre las que no tenemos idea alguna. El alcance del diluvio, efectivamente, no corresponde sólo a las lluvias (que más bien debían ser trombas de agua). La Biblia habla de las "fuente del gran abismo", donde es posible ver el surgimiento de las "aguas juveniles" de que hablan los geólogos, es decir, aguas contenidas en las capas de la tierra, y que pudieron condensarse en la superficie en ocasión de gigantes explosiones volcánicas.

El diluvio fue un cataclismo mundial de un alcance desmesurado: hasta el punto en que las aguas cubrieron todas las montañas de entonces, que por los demás podrían ser de escasa altitud. Es evidente que el mundo actual no tiene nada que ver en su configuración con el mundo antediluviano. Las montañas actuales resultan de movimientos tectónicos considerables que han elevado a enormes altitudes sedimentos depositados en el fondo de los mares. Inversamente, los océanos actuales se abrieron durante el diluvio. La extensión actual de los mares (4/5 del globo) y su considerable profundidad bastan para recoger el conjunto de aguas del diluvio. Si toda el agua de los océanos se repartiera por el globo al mismo nivel cubriría un espesor de más de 3000 metros.  Es decir, que, en la época del diluvio, con mares de 1000 metros de profundidad, se habrían sumergido montañas de 2000 Metros. Más que suficiente. 
 
La erosión despojaba de materiales a los continentes de entonces y depositaba sus sedimentos en el fondo de los antiguos océanos. La consecuencia necesaria de ello fue un desequilibrio isostático que los geólogos han descrito en todos los manuales de geología. Las regiones cargadas de esos sedimentos se hundieron más, mientras que las regiones continentales que se erosionaban eran aligeradas por la erosión y tendían a levantarse. Resultado de todo ello fueron unas tensiones en la corteza que provocaron seísmos y tendencias al volcanismo en las regiones de contacto, es decir donde las plataformas se aligeraban y se levantaban en contraposición de las que se hundían. Enormes fallas debieron abrirse entonces, permitiendo un volcanismo fisural. Al mismo tiempo, el levantamiento de las regiones reactivaba la erosión cuya fuerza aumentaba con la altitud. 


Cuando la erosión fue máxima, a la antigua corteza de las regiones A, continuamente alzada y aligerada, llegaría a tener un espesor muy pequeño, incluso nulo en algunos lugares. Por el contrario, las regiones B, sobrecargadas de los sedimentos que depositaban en ellas las corrientes marinas, se hundían cada vez más en el Sima, que, repetido, subía a las regiones A, tendiendo así a elevar aún más la fina capa que quedaba. Al mismo tiempo, en las regiones C, esas regiones de contacto, el magma podía beneficiarse de fracturas gigantes y expandirse en láminas basálticas que, como se sabe, han formado vastos depósitos en el curso de las erupciones terciarias y actuales.
 
El hundimiento de las regiones tenía además otra consecuencia: el metamorfismo de las capas más profundas. Puede pensarse que, se formaron inmensas cuencas de sedimentación cuyo fondo se fundía conforme se producía acumulación y que el metamorfismo general tuvo que producirse antes del plegamiento, cuando todos esos terrenos estaban oriendaso siguiendo planos sensiblemente horizontales. 

Este metamorfismo pudo realizarse en un breve lapso de tiempo, a gran profundidad, y con altas temperaturas, condiciones que se daban en la base de las capas sedimentarias. La consecuencia de este metamorfismo en rocas como el granito o el gneis; por otra parte, este metamorfismo, se realizó con un importante aumento de volumen en algunos casos. Así en las regiones B, en el fondo de estas capas sedimentarias, considerables fuerzas tendían a rechazar las cubiertas de sedimentos. 

SIAL: CAPA GRANÍTICA O CORTEZA CONTINENTAL: es la estructura rocosa que forma los continentes.

SIMA: CAPA BASÁLTICA O CORTEZA OCEÁNICA: es la estructura sobre la cual reposa el Océano Mundial y el bloque continental de granito. 

El SIAL y el SIMA son las dos grandes estructuras de la corteza terrestre, separados por la discontinuidad de Conrad.

La magmatización: en el mismo estadio, pero esta vez en la base de la capa de Sial, tuvo lugar otra transformación. Esta capa de Sial, profundamente hundida en el magma más denso, estaba sometida a tales presiones y temperaturas que pudo producirse el fenómeno que los autores anglosajones denominan "magmatic shopping": gruesos fragmentos de rocas se disgregaron en el centro del magma. Cayeron en éste, donde fueron "digeridos". El magma llenó inmediatamente los vacíos así creados para avanzar hacia arriba.

Alicado a las capas bajas del Sial, el fenómeno de "magmatización" pudo ser responsable de la inversión de las fuerzas y de la orogénsis. En efecto, al haberse transformado en magma una gran cantidad de la antigua corteza, ésta resultó considerablemente aligerada. Además, sufrió el empuje vertical debido al metamorfismo.

Se comprende entonces que en ese estadio las regiones B, hasta ese momento en subsidencia, iniciaron el camino ascendente. Así nacieron las " balsas" continentales formadas por una espesa corteza (resto de la corteza antediluviana) recubierta de las capas sedimentarias que se depositaron cuando la región se hallaba en subsidencia. A éstas se añadieron, todavía durante algún tiempo, los depósitos de los sedimentos en suspensión en las aguas que cubrían aún la totalidad de la tierra. 


Según esta hipótesis los continentes actuales serían, pues, los antiguos mares antediluvianos, que actuaron como cuencas de sedimentación, mientras que los actuales océanos se formaron, como tales, en una época del proceso correspondiente a la era Terciaria. Es únicamente entonces que la erosión cesó en las regiones A y fue sustituida por la sedimentación. Pero esta "elevación" de las regiones B no se hizo sin trastornos considerables de la corteza. Los grandes movimientos tectónicos comenzaron. 

Tectónica y orogénesis:

Los impulsos verticales que hemos citado anteriormente hicieron subir, como un diente perforando la encía, las masas metamórficas a través de las capas sedimentarias que las recubrían, ésta ascensión a través de las rocas, en general graníticas, levantó la capa de sedimentos que las recubría, provocando así en primer lugar el desprendimiento de la capa y después su deslizamiento paulatino.

En el origen de estos empujes orogénicos confluyeron diferentes factores: la isostasia, la dilatación debida al metamorfismo, así como movimientos más hipotéticos llamados corrientes de convección, es decir, los mismos que reconocen los geólogos actualistas (evolucionistas). Solamente cambia la escala de tiempos: mientras que los geólogos actualistas suponen un depósito lento, escalonado en centenares de millones de año, seguido de una orogénesis también muy lenta, que se produjo durante varios millones de años, nosotros pensamos que esos fenómenos tuvieron lugar muy rápidamente, según un proceso catastrófico aplicado a capas sedimentaria plásticas y flexibles por su reciente depósito, pero cuya cohesión era mantenida por la presión.
 
Ciertamente podría objetarse que tales ejemplos de orogénesis ya no se dan actualmente. A esto respondemos que, habiendo desaparecido las causas, los efectos ya no se producen, o al menos lo hacen muy débilmente. No obstante, aunque la amplitud no sea comparable, se conocen actualmente zonas de intensa actividad orogénica. Se ha señalado que "la isla de Timor pertenece a esos altos fndos en proceso de elevación rápida, pues en ella se han descubierto corales cuaternarios de 1.000 metros de altitud.
Deriva de los continentes y expansión oceánica. 

Volvamos a la película aproximada del diluvio en el momento en que los sedimentos acumulados ocasionan el hundimiento de las zonas B. Durante ese tiempo las partes A, erosionadas, están en proceso de desaparición o al menos, son relativamente muy delgadas.




En ese momento las fuerzas se repartes en el Sima según las flechas. Los esfuerzos pudieron ser tales que la corteza terrestre se fracturase en uno o varios lugares.

En el instante en que la magnetización aligeró "la balsa", se invirtieron las fuerzas y los esfuerzos contribuyeron a acentuar esas fracturas, hasta la separación de las balsas en dos bloques. Pudieron formarse entonces en el Sima, células de convección que separaran las dos balsas continentales que flotaban en él. Al mismo tiempo, las rápidas variaciones del magnetismo terrestre se registraban en las rocas que se esparcían alrededor de la cresta. El movimiento, iniciado en el Triásico o Jurásico, habría proseguido hasta le época actual, aunque con velocidad decreciente, hasta el punto en que la velocidad actual de la deriva parece que no es más de un centímetro al año.

Esta explicación, aún muy hipotética, tendría al menos la ventaja de explicar las 171 inversiones del magnetismo terrestre registradas en las rocas desde el Cretácico. Permitiría entender también por qué no se hallan en los océanos actuales grandes cantidades de sedimentos anteriores al Cretácico, hecho explicable asimismo en la hipótesis tradicional de la deriva de los continentes.

Imprescindible traer a colación las siguientes citas de Elena Gould White:

La tormenta aumentó en violencia hasta que las aguas parecían descender del cielo en tremendas cataratas. Los ríos se salieron de madre y las aguas inundaron los valles. Los fundamentos del abismo también se rompieron. Chorros de agua surgían de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando rocas macizas a cientos de metros de altura, para luego caer y sepultarse en las profundidades de la tierra. (E.G. White, Spiritual Gifts, vol 3, 69-72)

Toda la superficie de la tierra fue cambiada por el diluvio... (Produjo un poderoso viento que pasó sobre la tierra con el propósito de secar las aguas, y que la movió con gran fuerza, en algunos casos llevándose las cúspides de las montañas con grandes avalanchas, formando enormes colinas y altas montañas donde no se habían visto antes, y enterrando los cadáveres de árboles, piedra y tierra que fueron llevados sobre y alrededor de ellas. La plata, el oro, las maderas escogidas y las piedras preciosas, que habían enriquecido y adornado el mundo antediluviano y que la gente idolatrara, fueron hundidos debajo de la superficie de la tierra. Las aguas que habían brotado con grande poder, habían movido tierra y rocas, y las habían amontonado sobre los tesoros de la tierra, y en muchos casos formado montañas sobre ellos para esconderlos de la vista y búsqueda de os hombres. (E. G. White, Spiritual  Gifts, vol.3 76-79)


Fuente: "¿Creación o Evolución?", Jean Flori y Henry Rasolofomasoandro.

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