SECCIÓN 118
¿CREACIÓN O EVOLUCIÓN?
4. EL CRISTIANO Y LA EVOLUCIÓN
El fundamento de la religión cristiana es la Biblia. Todas las tendencias del cristianismo tienen sus raíces en ella, mas o menos profundas. Ella constituye para todo cristiano auténtico el vehículo de la revelación de Dios a los hombres. Resulta, pues, evidente que un científico cristiano no abordará los hechos científicos desde el mismo punto de vista que un ateo. En efecto, la Biblia le aporta unos valores que no puede ni quiere desechar.
Para ser más concretos, en lo que respecta al problema de la evolución, el científico ateo acogerá de buen grado la teoría transformista. Excluido el concepto de un Dios creador, no puede sino alegarse de la existencia de una teoría explicativa de los hechos de la naturaleza sin la intervención del concepto de Dios. Y así será aunque, en nombre del rigor científico que le es propio, tenga que reconocer el carácter muy improbable de esta teoría. Es lo que hace, por ejemplo, Guyénot, cuando escribe sobre el origen de la vida: "A menos que se admita una creación o una siembra de la Tierra por gérmenes cósicos, con lo que no se consigue sino retrasar el problema, la generación espontánea de la vida constituye, en realidad, la única explicación racional". Lo cual no le impide en absoluto afirmar más adelante que la generación espontánea "plantea muchos problemas y no se apoya en ningún dato positivo". Es el mismo fenómeno psicológico que lleva al gran biólogo J. Rostand -agnóstico y modelo incomparable de probidad científica- a reconocer "el carácter estraordinario, incluso fantástico, de las trnasformaciones que nos vemos inclinados a imaginar en el pasado de la vida y de las que no parecen asombrarse lo bastante ni los profanos, que no sospechan las dificultades que representan, ni quizá ciertos especialistas, demasiado familiarizados con la idea transformista." Rostand puede pues, refutar las diversas teorías explicativas de la evolución sin proponer una propia, aun afirmando "que es aceptada por la casi totalidad de los biólogos que ven en ella la única interpretación racinal del origen del hombre en particular y del mundo viviente en general".
¿Por qué es así? Simplemente, porque el transformismo aporta una respuesta no religiosa a la eterna triple pregunta: "¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?" Esta respuesta, por más ue plantea dificultades que rozan a veces lo imposible, sigue siendo la única racional... aparte, como recordaba Guyénot, de la noción de creación. ¿No es más racional no eliminar de entrada una de las dos vías de alternativa? ¿Por qué ese deseo sistemático de eliminar la hipótesis de un Dios creador? El científico cristiano no puede compartir este apriorismo del rechazo de la creación por Dios. Por el contrario, es esta noción de Dios-Creador la que consituye su hipótesis de trabajo. La Biblia, fundamento de su fe, se abre con la afirmación del acto creador de Dios. Puede afirmarse sin exageración que toda la doctrina cristiana se apoye en la noción de creación. Sin ella, las nociones de degradación y de pecado no tienen sentido, la redención deja de ser necesaria, la escatología pierde su razón de ser y el restablecimiento del reino de Dios no tiene objeto.
Jean Flori y Henri Rasolofomasoandro, ¿Creación o Evolución?
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