domingo, 8 de noviembre de 2020

EL DILUVIO. El mundo después del diluvio (I)

 

EL DILUVIO

El mundo después del diluvio (I) 

Erosión por las aguas, orogénesis y volcanismo


Es lógico pensar que, en terrenos sedimentarios, aún mal consolidados y afectados por movimientos de gran alcance, la erosión debida a la retirada de las aguas y a las lluvias fuera intensa. La cubierta vegetal, aún reciente, debió ser decapada con gran facilitad por la erosión, que por entonces posiblemente actuaba con enorme intensidad. Todos los geólogos coinciden ahora en afirmar que la erosión en clima tropical, semitropical o templado es débil si el suelo está cubierto de vegetación. Por el contrario, puede alcanzar grandes proporciones gigantescas en ausencia de tal capa. Al retirarse las aguas es posible, pues, que se horadaran grandes valles en los continentes en proceso de levantamiento. Los enormes ríos, probablemente, son también responsables de la formación de cañones submarinos, recientemente descubiertos, que prolongan ríos.

Igualmente, la retirada de las aguas sería la responsable, en nuestra

opinión, de esos valles demasiado anchos para los ríos actuales. Hendidos por las masas de agua en regresión, en sedimentos aún blandos y sin protección vegetal, fueron utilizados en seguida por los ríos actuales.

De manera general, vemos de nuevo que las condiciones de erosión después del diluvio debieron ser máximas: lluvias intensas, orogénesis reciente, sedimentos mal consolidados, deslizamiento en retiradas masivas de aguas, cubierta vegetal débil que permitía los deslizamientos en capas, arroyadas muy activas, etc. Todas estas condiciones juntas fueron quizás la causa de la formación a grandes rasgos del relieve actual.

Las zonas más afectadas por estos la orogénsis y el volcanismo fueron las regiones bisagra entre las balsas continentales y oceánicas. Así se explican que éstas sean prácticamente las más montañosas (Rocosas, Andes, Japón) y las más afectadas por el volcanismo y los seísmos.

 

Fuente: Jean Flori y Henri Rasolofomosoandro, ¿Creación o Evolución? 

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