martes, 27 de octubre de 2020

EL DILUVIO. Antiguo y nuevo mundo (II)

 

EL DILUVIO

Antiguo y nuevo mundo (II)

 

Antiguo y nuevo mundo

Los impulsos verticales, los cuales hemos citado en la anterior publicación, hicieron subir, como un diente perforando la encía, las masas metamórficas a través de las capas sedimentarias que las recubrían, ésta ascensión a través de las rocas, en general graníticas, levantó la capa de sedimentos que las recubría, provocando así en primer lugar el desprendimiento de la capa y después su deslizamiento paulatino.

En el origen de estos empujes orogénicos confluyeron diferentes factores: la isostasia, la dilatación debida al metamorfismo, así como movimientos más hipotéticos llamados corrientes de convección, es decir, los mismos que reconocen los geólogos actualistas (evolucionistas). Solamente cambia la escala de tiempos: mientras que los geólogos actualistas suponen un depósito lento, escalonado en centenares de millones de año, seguido de una orogénesis también muy lenta, que se produjo durante varios millones de años, nosotros pensamos que esos fenómenos tuvieron lugar muy rápidamente, según un proceso catastrófico aplicado a capas sedimentaria plásticas y flexibles por su reciente depósito, pero cuya cohesión era mantenida por la presión

Ciertamente podría objetarse que tales ejemplos de orogénesis ya no se dan actualmente. A esto respondemos que, habiendo desaparecido las causas, los efectos ya no se producen, o al menos lo hacen muy débilmente. No obstante, aunque la amplitud no sea comparable, se conocen actualmente zonas de intensa actividad orogénica. Se ha señalado que la isla de Timor pertenece a esos altos fondos en proceso de elevación rápida, pues en ella se han descubierto corales cuaternarios de 1.000 metros de altitud.

Deriva de los continentes y expansión oceánica:

En el instante en que la magmatización aligeró "la balsa", seinvirtieron las fuerzas y los esfuerzos contribuyeron a acentuar las fracturas hasta la separación de las balsas en dos bloques. Pudieron formarse entonces en el Sima, células de convección que separaran las dos balsas continentales que flotaban en él. Al mismo tiempo, las rápidas variaciones del magnetismo terrestre se registraban en las rocas que se esparcían alrededor de la cresta. El movimiento, iniciado en el Triásico o Jurásico, habría proseguido hasta le época actual, aunque con velocidad decreciente, hasta el punto en que la velocidad actual de la deriva parece que no es más de un centímetro al año.

Esta explicación, aún muy hipotética, tendría al menos la ventaja de explicas las 171 inversiones del magnetismo terrestre registradas en las rocas desde el Cretácico. Permitiría entender también por qué no se hallan en los océanos actuales grandes cantidades de sedimentos anteriores al Cretácico, hecho explicable asimismo en la hipótesis tradicional de la deriva de los continentes.

Fuente: Jean Flori y Henri Rasolofomosoandro, ¿Creación o Evolución? 

La tormenta aumentó en violencia hasta que las aguas parecían descender del cielo en tremendas cataratas. Los ríos se salieron de madre y las aguas inundaron los valles. Los fundamentos del abismo también se rompieron. Chorros de agua surgían de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando rocas macizas a cientos de metros de altura, para luego caer y sepultarse en las profundidades de la tierra. (E.G. WHITE, Spiritual Gifts, vol 3, 69-72)

Toda la superficie de la tierra fue cambiada por el diluvio (...). Produjo un poderoso viento que pasó sobre la tierra con el propósito de secar las aguas, y que la movió con gran fuerza, en algunos casos llevándose las cúspides de las montañas con grandes avalanchas, formando enormes colinas y altas montañas donde no se habían visto antes, y enterrando los cadáveres de árboles, piedra y tierra que fueron llevados sobre y alrededor de ellas. La plata, el oro, las maderas escogidas y las piedras preciosas, que habían enriquecido y adornado el mundo antediluviano y que la gente idolatrara, fueron hundidos debajo de la superficie de la tierra. Las aguas que habían brotado con grande poder, habían movido tierra y rocas, y las habían amontonado sobre los tesoros de la tierra, y en muchos casos formado montañas sobre ellos para esconderlos de la vista y búsqueda de os hombres. (E.G. WHITE, Spiritual  Gifts, vol.3 76-79)


 

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