viernes, 27 de enero de 2017

SECCIÓN II: CIENCIA Y DIOS (I) Preguntas existenciales



SECCIÓN II: CIENCIA Y DIOS (I) 

Preguntas existenciales 



Foto NASA. Cluster Pismis 24
"¿Tiene significado o propósito la vida humana? ¿Existe Dios? Si existe, ¿por qué permite tanto sufrimiento? ¿Tenemos que creer en él? Después de todo, ¿no ha sido la ciencia capaz de explicar la mayoría de las cosas sin tener que invocar la existencia de un Dios? A tales preguntas se enfrentan nuestros pensamientos profundos cuando buscamos respuestas a nuestro origen, al propósito de nuestra existencia y a nuestro destino último. Pocas personas son capaces de pasar por altos estos desconcertantes enigmas al contemplar los misterios de nuestro ser y del universo en que vivimos. La existencia de Dios es una cuestión de la que sencillamente, no podemos deshacernos.
  
En años recientes ha habido científicos que han realizado notables descubrimientos que revelan tal precisión y complejidad en el universo que nos rodea que se está haciendo cada vez más difícil sugerir que todo fue, simplemente, el resultado de la casualidad. Da la impresión de que un Dios muy perspicaz tuvo que estar involucrado en el diseño de las cosas maravillosamente intrincadas que encontramos por doquier en el universo.

Algunos científicos se empeñarán en insistir de inmediato en que la ciencia no puede considerar a Dios, porque ella y Dios representan esferas del pensamiento sin puntos en común. Lamentablemente, tal punto de vista impone una perspectiva muy estrecha a la ciencia en tanto que limita su capacidad de hallar todas las verdades.

La ciencia no podrá descubrir ni a Dios ni el papel que este desempeña mientras lo excluya de su menú de explicaciones. Para que la ciencia pueda abrigar la esperanza de aportar respuestas significativas y veraces a nuestras preguntas más profundas, es preciso que salga de la cárcel del secularismo en la que se ha encerrado ella sola.
  
La ciencia debería estar abierta a la posibilidad de que Dios exista y no excluirlo, como si él perteneciera a otra esfera del saber. Con frecuencia, la propia ciencia se permite diversas especulaciones e hipótesis, como la existencia de otros universos más allá del nuestro o que la vida apareciese toda ella por sí misma. En aras de la coherencia, la ciencia debería estar dispuesta también a considerar la posibilidad de que haya un Dios. Tal amplitud de miras podría ser importante en el caso de que Dios, en efecto, exista."


Fuente: Ariel A. Roth, prefacio libro LA CIENCIA DESCUBRE A DIOS 

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