domingo, 29 de abril de 2018

SECCIÓN LXIV (64). LA OBRA DE LA CREACIÓN DEL UNIVERSO

CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN LXII (62)
LA NECEDAD DE LA RAZÓN.
Segunda Parte.
En su libro El Gran Diseño, afirmo Hawking que el universo puede crearse “de la nada” por generación espontanea” y que la idea de Dios “no es necesaria” para explicar su origen.

El astrofísico tiene muy claro que la conquista del cosmos debe continuar, no sólo porque «la exploración espacial ha impulsado y continuará impulsando grandes avances científicos 

y tecnológicos», sino porque puede representar un seguro de vida para la futura supervivencia de nuestra especie: «Podría evitar la desaparición de la Humanidad gracias a la colonización de otros planetas».

Después de este testimonio el señor Hawking que públicamente a desechado a Dios, como ocurrió con la Francia del siglo XVIII, que desecho la existencia de Dios y de la Biblia. 

La Biblia nos dice que todos aquellos que la rechazan serán juzgados conforme a su acto. La guerra contra la Biblia inició una era conocida como “el reino de terror”. Voltaire y sus compañeros desecharon a Dios y e hicieron cundir por todas partes la incredulidad. 


Los hombre no pueden pisotear impunemente la Palabra de Dios. El significado de tan terrible sentencia se encuentra en Apoc. 22:18-19. 

Todos los que alteran el significado precioso de las Sagradas Escrituras sobreponiéndoles sus opiniones particulares, y los que tuercen los precepto de la Palabra divina ajustándose a sus propias conveniencias, o las del mundo, se arrogan terribles responsabilidad. 

Cuando se desecha a Dios, eso es puro ateísmo. Esto paso en la revolución Francesa de 1793 “el mundo oyó por primera vez a toda una asamblea de hombres nacidos y educados en la civilización, 

que se había arrogado el derecho de gobernar a una de las más admirables naciones de Europa, levantar su voz para negar la verdad más solemne para las almas y renunciar de común acuerdo a la fe y a la adoración que se deben tributar a la Deidad. (Sir Walter Scott, Life of Napoleon Buonaparte, tomo 1, cap. 17). 


Los ateos, los incrédulos y los apóstatas se oponen abiertamente a la ley de Dios; pero los resultados de su influencia prueban que el bienestar del hombre depende de la obediencia a los estatutos divinos. 

Los que no quieran leer esta lección en el libro de Dios, tendrán que leerla en la historia de las naciones. (CS. P. 329). 

El señor Hawking dejo un legado de ateísmo a la comunidad científica, esta a su tiempo recibirá las consecuencias de desechar a Dios. 
MARANATA.
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