SECCIÓN 110
La Tierra (3)
El mundo después del diluvio
"Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas. Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida."
Génesis 8.1-2
Vamos a ver a continuación ciertas aspectos que pudieron determinar y configurar el mundo después del diluvio.
1. EROSIÓN POR LAS
AGUAS
Es lógico pensar que,
en terrenos sedimentarios, aún mal consolidados y afectados por movimientos de
gran alcance, la erosión debida a la retirada de las aguas y a las lluvias
fuera intensa. La cubierta vegetal, aún reciente, debió ser decapada con gran
facilitad por la erosión, que por entonces posiblemente actuaba con enorme
intensidad. Todos los geólogos coinciden ahora en afirmar que la erosión en
clima tropical, semitropical o templado es débil si el suelo está cubierto de
vegetación. Por el contrario, puede alcanzar grandes proporciones gigantescas
en ausencia de tal capa. Al retirarse las aguas es posible, pues, que se
horadaran grandes valles en los continentes en proceso de levantamiento. Los
enormes ríos, probablemente, son también responsables de la formación de
cañones submarinos, recientemente descubiertos, que prolongan ríos.
Igualmente, la
retirada de las aguas sería la responsable, en nuestra opinión, de esos valles
demasiado anchos para los ríos actuales. Hendidos por las masas de agua en
regresión, en sedimentos aún blandos y sin protección vegetal, fueron
utilizados en seguida por los ríos actuales.
De manera general,
vemos de nuevo que las condiciones de erosión después del diluvio debieron ser
máximas: lluvias intensas, orogénesis reciente, sedimentos mal consolidados,
deslizamiento en retiradas masivas de aguas, cubierta vegetal débil que
permitía los deslizamientos en capas, arroyadas muy activas, etc. Todas estas
condiciones juntas fueron quizás la causa de la formación a grandes rasgos del
relieve actual.
2. OROGÉNESIS Y
VOLCANISMO
Las zonas más
afectadas por estos dos fenómenos fueron las regiones bisagra entre las balsas
continentales y oceánicas. Así se explican que éstas sean prácticamente las más
montañosas (Rocosas, Andes, Japón) y las más afectadas por el volcanismo y los
seísmos.
3. GLACIACIONES O
ÉPOCA GLACIAR
¿Hay que imaginar
cambios climáticos extraordinarios durante enormes períodos de tiempo? En
absoluto. El equilibrio climático de nuestro mundo se mueve dentro de márgenes
de temperaturas extremadamente débiles. Por eso puede afirmarse que “la
diferencia de temperatura entre periodos glaciales e interglaciares no debió
ser tan considerable como cabría imaginarse. Es probable que se tratara sólo de
algunos grados” (R. Furon, La
paléontologie, Paris, 1951, pág. 230) Se ha calculado con mayor exactitud
ese margen: parece que un descenso de temperatura de 2º a 4º bastaría para que
se reanudara una era glaciar.
¿Cuáles son las causas
de ese descenso de temperatura? Los glaciólogos han desarrollado varias
hipótesis. Se ha pensado en cinco causas posibles:
1. Variaciones
periódicas de la actividad solar.
Son posibles. El astrónomo E. J. Opik
comparó estas variaciones con la llama de una vela agitada por el viento. El
glaciólogo R. F. Fint atribuye cambios en este fenómeno sin negar la
posibilidad de otros factores, cambios de composición en la atmósfera, por
ejemplo. Esas variaciones, aunque probables, no explican sin embargo el
carácter excepcional de las glaciaciones pleistocénicas en relación a las otras
épocas.
2. Movimientos
orogénicos.
En efecto, al término del Cretácico (es
decir, para nosotros hacia el final del diluvio) la Tierra empezó a emerger del
agua a causa de los levantamientos orogénicos. Ahora bien, la Tierra absorbe
menos rayos solares que el agua, de ahí el enfriamiento del clima y el inicio
de una glaciación que ocasiona un descenso de temperaturas, pues el hielo
absorbe menos aún dichos rayos. Así, el ciclo se pone lentamente en movimiento,
alcanza el punto álgido y después decrece cuando, tras el descenso de la
temperatura, la menor evaporación ocasiona una disminución de las
precipitaciones y en consecuencia ocasiona un retroceso de los glaciares.
Comienza entonces una fase cálida. Esta tesis, aunque verosímil (y concordante
con la hipótesis del diluvio), nos parece sin embargo insuficiente. Puede que
ésta fuera una de las causas, pero resulta demasiado progresiva y débil para
explicar por sí sola las variaciones de amplitud de una glaciación
3. Actividad
volcánica.
Nos parece más adecuada para justificar
dichas variaciones. Hemos subrayado ya que el Pleistoceno fue un período de
intensa actividad volcánica. Ahora bien, el polvo y las cenias arrojadas a la
atmósfera son suficientes para mitigar los rayos del sol y ocasionar durante
cierto tiempo una notable disminución de la temperatura. Se ha calculado que
bastaría una fracción ínfima (1/174) de Km cúbicos de cenizas volcánicas en la
atmósfera para que se redujera un 20% la intensidad de la radiación solar, y
hay ejemplos de erupciones más importantes. En 1883, el volcán Krakatoa estalló
proyectando a la atmósfera casi 18 km cúbicos de cenizas que se mantuvieron en
la atmósfera terrestre durante más de un año. (Poner desastre de Krakatoa). Las
erupciones volcánicas contribuyen también a aumento de las precipitaciones. En
1816 en Gran Bretaña, hubo 15 cm de nieve en el mes de junio tras las numerosas
erupciones de aquel año) (Se llamó a 1816 el año sin verano (también conocido
como año de pobreza, el verano que nunca fue y el año que no tuvo verano)
debido a las graves anomalías en el clima estival que causaron una disminución
en la temperatura mundial entre 0.4–0.7 °C (0.7–1.3 °F), siendo consecuencia
una grave escasez de alimentos en el hemisferio norte.34 Se cree que la
anomalía fue causada por la combinación de una histórica caída en la actividad
solar con un invierno volcánico, provocado este último por una serie de
importantes erupciones volcánicas coronadas por la erupción del monte Tambora
de 1815, en las Indias Orientales Neerlandesas (hoy Indonesia), la erupción más
grande conocida en 1300 años, ocurrida durante las décadas finales de la
Pequeña Edad de Hielo, sumado potencialmente al enfriamiento existente que
venía produciéndose periódicamente desde el 1350 d. C.
El historiador John D.
Post bautizó este suceso como "la última gran crisis de supervivencia del
mundo occidental".)
Puede, pues, pensarse
que después del diluvió contribuyeron en gran manera a las glaciaciones. Por
una parte originaron el descenso de la temperatura velando el sol durante
varios años y en varias ocasiones. Por otra, ocasionaron el aumento de las
precipitaciones, ya intensas por la nueva extensión de los océanos. Todos estos
elementos explican la aparición y mantenimiento del fenómeno glaciar y sus
variaciones, debidas a la actividad más o menos intensa de los volcanes. Esto
concuerda muy bien con las condiciones que imperaron poco después del diluvio.
LOS FÓSILES:
TESTIMONIOS DE ZONAS ECOLÓGICAS ANTEDILUVIANAS
Tenemos numerosas
pruebas de que los fósiles fueron transportados. Lo más frecuente es que no se
fosilizaran en el mismo lugar. Esto se acepta generalmente.
La fosilización exige
una sedimentación rápida. Parece, pues, que se dan todos los elementos
indicadores de un catastrofismo progresivo y de gran amplitud. Tratemos de
imaginarlo.
En los mares
antediluvianos, quizá menos extensos que los nuestros y probablemente menos
profundos bullían innumerables especies marinas y submarinas. Se repartían
verticalmente, como en la actualidad, según sus zonas de hábitat preferidas.
Unas vivían exclusivamente en aguas profundas, otras en aguas medias, otras en
la superficie. Algunas podían vivir, como ocurre hoy, en varias zonas sin
sentirse incómodos. A ellas se deben en nuestra opinión, los fósiles
característicos. Los otros, los buenos fósiles, característicos de una capa
geológica determinada, debían ser las especies que vivían exclusivamente en un
área geográfica limitada, siempre la misma.
Cuando los sedimentos,
arrancados a los continentes de entonces comenzaron a depositarse en las fosas
arrastrados por las corrientes, asfixiaron y sepultaron primeramente a las
especies que vivían en los grandes fondos. Por esta razón son tan ricas las
capas cámbricas en formas exclusivamente marinas, incluso de las grandes
profundidades, y tan pobres en otras formas. Por esta razón también los fósiles
vivos halladas en nuestros días, fósiles cámbricos por sus formas, son en su
mayoría especies de las profundidades.
Después, poco a poco,
al aumentar la densidad de los sedimentos, los habitantes de las aguas poco
profundas se vieron a su vez sedimentados tras haber sucumbido en masa. El
aspecto de los peces fósiles, y en general de todas las especies fósiles,
revela claramente una muerte violenta, probablemente por asfixia.
Fue entonces, cuando
las aguas del diluvio subieron de forma paulatina y cuando los agentes de erosión
tales como las olas, las corrientes, etc., alcanzaron las zonas terrestres.
Primero llegaron a las zonas bajas y pantanosas, de donde arrancados los restos
de los bosques inmensos que darían lugar a los yacimientos hulleros del
Carbonífero. Después las zonas más elevadas de la tierra, donde se habían
refugiado las especies más aptas para huir, para defenderse o soportar la
altitud.
Fuente: Jean Flori y Henri Rasolofomasoandro, ¿Evolución o Creación?
"Árboles, edificios, rocas y tierra salían disparados en
todas direcciones. El terror de hombres y animales era indescriptible. El mismo
Satanás, obligado a permanecer en medio de la furia de los elementos, temió por
su vida.
Los animales amenazados por la tempestad acudieron a los
hombres, pues preferían estar cerca de los seres humanos, como si esperaran que
ellos los auxiliaran. Algunos ataron a sus hijos a fuertes animales, e hicieron
otro tanto consigo mismos, pues sabían que estos lucharían por su vida, y
treparían a las cumbres más altas para huir de las aguas que subían. La
tempestad no moderó su furia; sin embargo, las aguas, en cambio, aumentaron de
nivel más rápidamente que al principio. Algunos se ataron a altos árboles
ubicados en las cumbres más elevadas de la tierra, pero éstos fueron
desarraigados y lanzados con violencia por el aire como si alguien los hubiera
arrojado con furia, junto con piedras y lodo, sobre las olas que avanzaban y
bullían. Sobre esas cumbres seres humanos y bestias luchaba por conservar su
posición, hasta que todos fueron arrojados a las espumosas aguas que casi
llegaban a esos lugares. Por fin esas cimas fueron alcanzadas también, y los
hombres y los animales que se hallaban allí perecieron por igual arrastrados
por las aguas del diluvio." (E. G. White, Spiritual Gifts, vol.3
69-72)